Antezana/Andetxa, Pinturas para la Vida
Antezana/Andetxa, Pinturas para la Vida

¿Quién es Xabier Egaña?

Foto de Xabier Egaña

Xabier Egaña es alguien que predica contra la injusticia y aboga por más humanidad y por los oprimidos del mundo. Sus obras son clara muestra de esto. 

 

De la misma manera que no existe “el arte en sí”, tampoco existe el arte fuera de su contexto.

 

Siempre está inmerso en un contexto social y de ahí recibe sus impulsos y sus motivos para traducirlos en obras de arte. 

 

Edorta Kortadi Olano en el libro “De la VIDA” describe a Xabier Egaña de la siguiente manera: 

 

"Barba poblada y frente despejada, espíritu bonachón y alma traslucida, producía una pintura en conexión con la desarrollada en el Santuario, pero que estaba llamada a poseer lenguaje propio, acentos personales y alma desgarrada. 

 

Acentos y colores que han ido adquiriendo coloraturas propias y sintaxis más personalizadas. 

 

Marcos, trozos de madera y metal, casullas, dibujo y color, servían para trazar una pintura-retablo de la realidad humana. 

 

Se trataba de una pintura expresionista, unas veces con apoyo realista, otras más abstracta, un tanto bronca, sobria, crítica y religiosa. 

 

Había como una crítica social sumergida hacia la sociedad de consumo, a la de usar y tirar, a la de las viejas formulas. 

 

Había algo de construcción y de ruptura con una sociedad y estructura que no gustaba.

 

Había algo de corrosión, al mismo tiempo que de esperanza." 

 

Sus trabajos

 

Le encargaron en 1975 los frescos del Camarín de la Virgen de Arantzazu, a los que el artista vistió con escenas humanas-religiosas, en torno a la construcción de la ciudad y a la historia sagrada. 

 

En ellos aparecen escenas de trabajo, sufrimiento y muerte, guerra y destrucción, familia y región, trazadas y tratadas con una sintaxis expresionista, cargada de color y deformaciones, un tanto desgarradas. 

 

Vinieron después otras pinturas murales en Iglesias y espacios religiosos, como los realizados en la Iglesia de San Pelayo de Zarautz, en torno a la figura del santo, o a los de mayor tamaño realizados en la Iglesia de Puerto Rico y Mühlen (Alemania). 

 

Figuras y paisajes se insertan en la temática religiosa.Crucifixiones, Apostolados, Cabezas de Cristo, son también notables representaciones icónicas de este momento”. 

 

 

El propio Xabier Egaña, en el mismo libro citado anteriormente dice: 

 

"He querido SER el crujir de la madera de la patera al hundirse. 

 

He querido ser el cuerpo hinchado del ahogado anónimo. He querido ser la carne dolorida y torturada que, como, a su vez Grünewald quiso ser el Cristo del altar de Colmar. 

 

Ser los que intentan saltar y pasar una alambrada para alcanzar una nueva vida. 

 

He querido ser el silencio negro del horno crematorio. 

 

He querido ser la derrota vivida por mis padres en la guerra contra la derecha fascista española.

 

He querido ser el muro, el hormigón, la división, la rabia contra los que dividen, tan duramente, la tierra palestina. 

 

He querido ser los asesinados en Sarajevo Y Croacia, el drama de Ruanda, la miseria del basurero de Kabira. 

 

He querido ser el hombre de hoy que se difumina en el hedonismo incomparable. 

 

He querido ser el cuerpo femenino que se hace en presencia como misterio y deseo en la atracción sutil de líneas y formas". 

 

Para ello solo he encontrado el vehículo del dibujo, el color, la materia y el orden que me exige mi sentido estético de la belleza. 

 

Vuelvo al principio: Hablar de la Belleza. 

 

Afirmar que el arte es una comunicación espiritual, honda, con toda la Realidad de la Vida. 

 

Es una dimensión profunda que nos conmueve y permanece semioculta, como las grandes raíces que recorren la tierra sin dejarse ver más que a través de pequeños atisbos. 

 

Esos vislumbros son cada obra de arte genial, que posee la historia de la Humanidad. 

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