Xabier Egaña al pueblo de Antezana

Antezana 2 de Agosto de 2013 

Hace un tiempo escribí, para intentar decir algo de mi pintura, que quería ser la patera que se rompía sobre la arena, o los cuerpos que flotaban henchidos de ahogo. 

Como quería ser la mujer que, tantas veces es ilusión de feminidad, maternidad y encuentro gozoso, o que quería ser el hombre que solo siente el sufrir de una existencia tantas veces incompresible…. 

Hoy también quiero deciros que me he sentido acogido por unas gentes y un pueblo que desconocía. 

Su iglesia ha sido el centro de mi pequeño saber: decir algo por medio de formas y colores.

Quiero deciros que al hacerlo ...

"He querido ser la anciana que mira y espera poder entrar a la capilla para cumplir lo que durante tantos años ha formado parte de su vida... 

He querido ser los árboles que os rodean, para daros sus frutos o, simplemente, acompañar vuestras vidas con sus sombras. 

He querido ser los niños que juegan con sus gritos y correrías. 

He querido ser esas mujeres que se hacen presenciar calladas mientras esperan la vuelta del esposo o de los hijos. Atareadas en su día a día. También esperanzadas de un Dios que, tantas veces, ya parece que no dice ni da nada... 

He querido ser el hombre, los hombres que ceñudos y adustos sienten su dura relación con la tierra y el trabajo y que a pesar de todos, de vez en cuando, levantan la mirada al cielo. Aunque solo sea para ver pasar algún avión. 

He querido ser la mujer preñada que casi, teme por el próximo, e incierto futuro que espera a sus hijos al crecer. 

He querido ser vuestra sencilla fe al portar la imagen de la Virgen que preside vuestra preciosa iglesia. 

He querido quedarme entre vosotros en forma de manchas y figuras que se ha hecho ya un muro de colores que acompañan vuestras vidas."

Ojalá lo haya conseguido un poco. 

Os lo agradezco a todos. 

A algunos he podido conocer un poco más, a otros igual ni os he visto, pero mi obra, con mis deseos y sentimientos queda entre vosotros y para vosotros. 

Ojala pueda volver para seguir el sueño de que vuestra iglesia pueda ser, aún, más hermosa. 

Paz y bien. En agradecimiento por permitir acompañar, aunque sea un poco de lejos, vuestras vidas y vuestros sueños. 

Xabier Egaña