Gran conjunto barroco tardío y bien dorado. Segunda mitad, muy entrada, del siglo XVIII.
Consta de un cuerpo y un gran cascarón.
Tiene el cuerpo principal tres calles separadas por cuatro columnas corintias, muy esbeltas, estriadas en lo alto de sus fustes y cubiertas de ornamentación vegetal en su
parte baja; en las dos exteriores se enroscan guirnaldas.
Las cuatro se apean en grandes mensulones: las del centro, con figuras de ángeles como atlantes.
En la calle central va un templete-ostensorio esbelto y bien proporcionado con cuatro columnas de fustes decorados con guirnaldas, cúpula ornamentada con rocalla y linterna en lo alto.
Sobre él, en la misma calle central, se encaja nicho avenerado entre columnas con guirnaldas floreadas y rematado por frontón muy elevado culminado en una venera y con dos ángeles con espada y escudo a ambos lados.
En este nicho se encuentra la imagen del titular San Miguel, de la misma época del retablo, de buena factura, pintura y dorado.
En cada calle lateral de este cuerpo se abre un nicho avenerado, con frontón recortado, muy alto, decoración de rocalla al centro, y guirnaldas pendientes de rostros de ángeles a sus flancos.
Cobijan estos nichos dos imágenes apeadas en repisas con ornamentación de rocalla.
Son tallas estimables, de la época del retablo, de San Lamberto a la izquierda y otro santo, acaso San Francisco de Javier, con traje talar, sobrepelliz, esclavina y cruz al lado izquierdo.
A ambos lados de este cuerpo central, fuera de las columnas, se asientan dos esculturas de San Pedro y San Pablo de la misma época, estilo y mérito que las descritas.
Preside este cascarón una talla del Crucificado, en marco trilobulado, con Jerusalén pintada al fondo, situada en el sector central.
En los principales de los lados, dos nichos avenerados enmarcan las efigies de la Virgen y San Juan y en los menores, sobre las columnas, cuatro ángeles muestran los
instrumentos de la Pasión.
En el borde exterior de este remate una hilera de cabezas de ángeles y de elementos de rocalla culmina, al centro, en medallón con paloma radiante.
Tiene este retablo en el frontis de su mesa—altar un cordobán pintado y dorado del mismo momento que aquél; lo decoran un cáliz entre rosas al centro y pinturas de
ramaje y rocalla en los bordes.
Este retablo se colocaba por los años 1763 ó 1764.
En las cuentas de este ultimo año se asienta la venta del retablo viejo, realizado dos siglos antes por FRANCISCO de AYALA a quien se le pagaba desde 1571 y con quien
la parroquia tuvo pleito a causa de la obra.
El actual fue costeado por D. Pedro Lamberto de Asteguieta, natural de Foronda y residente en Manila.